En
1983 la UNESCO definió la educación especial como una forma de educación
destinada a aquellas personas que no alcanzan o no pueden alcanzar, a través de las acciones educativas normales,
los niveles educativos sociales y otros apropiados a su edad, y que tiene por
objeto promover su progreso hacia esos niveles. Hoy en día la educación
especial ya no está; en términos generales, al margen del sistema educativo,
como antes sucedía. Esto supone, por lo tanto un cambio considerado
revolucionario para aquellas mentalidades ancladas en el pasado, que adoptan
actitudes acomodaticias y segregadoras.
En
muchos países del mundo en las leyes de
educación consideran que un niño tiene
una necesidad educativa especial si muestra una dificultad de aprendizaje que
exige que se le ofrezca una dotación educativa especial, y tiene dificultad de
aprendizaje si muestra una dificultad significativamente mayor para aprender
que la mayoría de los niños de su edad, o bien si presenta una incapacidad que
le impide u obstaculiza el uso de los medios educativos como los generalmente
ofrecidos en las escuelas, dentro de las previsiones locales correspondientes a
los niños de su edad.
Existe
una necesidad educativa especial cuando una deficiencia (física, sensorial,
intelectual, emocional, social o cualquiera combinación de estas) afecta al
aprendizaje hasta tal punto que son necesarios algunos o todos los accesos especiales al currículo, al currículo
especial o modificado, o a unas condiciones de aprendizaje especialmente
adaptadas para que el alumno pueda ser educado apropiada y eficazmente. La necesidad
puede presentarse en cualquier punto de un continuum que va desde la leve hasta la aguda, puede ser permanente
o una fase temporal en el desarrollo del alumno.
En
líneas generales, un alumno tiene necesidades educativas especiales cuando
presenta algún problema de aprendizaje a lo largo de su escolarización, que
demanda una atención más específica y mayores recursos educativos que el resto
de los compañeros de su edad.
Hasta
ahora se ha hablado de problemas de aprendizaje y se ha evitado el
lenguaje de la deficiencia. Esto no
cambia la situación, sino que más bien genera confusión. Es más, todo el
desarrollo y crecimiento personal parece reducirse a la existencia o no de
problemas de aprendizaje, que, al saturar el contenido y el significado de las
necesidades educativas especiales, parece reducir la educación especial a la
respuesta educativa que se da a los problemas de aprendizaje olvidando una
concepción holística del ser humano según la cual este es mucho más que un
simple “ente aprendiz”, y tiene muchas
más necesidades que las meramente educativas. Además, incluso puede mostrar
necesidades educativas como consecuencia de necesidades físicas, psicológicas y
sociales. La respuesta a esas necesidades pasa, posiblemente en algunos casos o
en muchos de ellos, por la respuesta a
todas las necesidades que provocan o mantienen las necesidades educativas.
Esta
respuesta no puede ser exclusivamente educativa, ni centrarse únicamente en lo
problemas e aprendizaje. Ha de ser mucho más amplia (no debe reducirse a la
escuela), variada, multidisciplinaria (no sólo educativa) e integrada.
Posiblemente,
La legislación francesa 1975 lo entendió un poco mejor al señalar que la
educación especial une la acción pedagógica, social y psicológica en la escuela,
las atenciones medicas y paramédicas que se consideran convenientes, prestadas
según los casos, en instituciones ordinarias o en instituciones y servicios
especializados.
La
educación especial no solo tiene como objetivo los problemas del aprendizaje,
no sólo se circunscribe a los momentos y a la realidad de la escolarización, no
puede considerarse como un ámbito de conocimiento exclusivo de la didáctica ni,
aun yendo mas allá, de la educación. Las
realidades que abarca son múltiples, tantas como las que integran el ser humano
y su desarrollo y por lo tanto, las disciplinas que intervienen también son
variadas por lo que se debería hablar de un ámbito de conocimiento (el de la educación
especial) con una fuerte presencia multidisciplinar.
El
objetivo último y fundamental consiste en hacer avanzar al alumno hacia la participación
en los recursos y las situaciones normalizadas lo máximo posible.
Fuente:
Enciclopedia General de la Educación, Grupo editorial Océano
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